
Antes de empezar, déjame pedirte una cosa: piensa en una ciudad con canales. ¿Ya la tienes?
Si eres como la mayoría, probablemente hayas pensado en Venecia. Y no es raro: cuando hablamos de ciudades con canales, normalmente es la primera que viene a la mente. Es la única donde los canales no son solo bonitos, sino que forman parte de la vida diaria de sus habitantes. No se usan como adorno, sino como calles. Y con su más que merecida fama, no sorprende que sea la imagen que todos asociamos a este tipo de ciudades.
Pero no está sola. Hay muchas otras —algunas igual de conocidas— donde los canales también marcan el paisaje, aunque no sea lo primero que uno asocia a ellas.
No, este artículo no es un listado genérico hecho con fotos de stock. Todas las ciudades que vas a ver las he visitado en persona. He paseado junto a sus canales, las he fotografiado y grabado… y en muchos casos, me he llevado una sorpresa. Algunas me parecieron románticas, otras diferentes a lo que imaginaba, y varias me dejaron una huella que no esperaba.
Hoy quiero compartir contigo 15 ciudades con canales que me impactaron de verdad. Algunas seguramente te suenan. Otras, puede que no te las esperes.
1. Venecia (Italia)
He estado en Venecia en dos ocasiones, un mes cada vez. La primera fue durante la pandemia; la segunda en noviembre del año siguiente, cuando el turismo de masas aún no había vuelto del todo, y en ambas pude disfrutar de una ciudad casi sin turistas. Caminar por la ciudad fue un auténtico placer: sin coches, sin multitudes, sin prisas… solo callejones, puentes y canales.
Y es que en Venecia los canales no son un complemento: son la ciudad. Aquí las calles son de agua, y todo se mueve sobre ella. Eso es algo que no se olvida fácilmente. Observar el Gran Canal desde el puente de Rialto, cruzar sus puentes, ver cómo las góndolas se deslizan entre los palazzi… es una experiencia difícil de comparar.


Durante mi estancia en la ciudad, viví el acqua alta, esas subidas del nivel del agua que inundan plazas y callejones en cuestión de minutos, así como festividades locales como San Martino o la Festa della Salute, que muestran una Venecia más auténtica y cercana a quienes habitan la ciudad todo el año.
Además, Venecia es un punto de partida ideal para hacer escapadas. Puedes visitar Murano o Burano en vaporetto, o tomar un tren hasta Treviso o Padua. Todo está cerca, y moverse entre islas en barco es parte del encanto.
2. Estrasburgo (Francia)
Pase un mes en Estrasburgo durante la primavera de 2022, alojado en un piso junto al canal en pleno centro, en el barrio de La Petite France. Fue una experiencia única: abrir la ventana y ver el tranquilo fluir del canal cada mañana tenía algo mágico, como si estuviera en un cuento.
El casco antiguo de Estrasburgo es verdaderamente pintoresco, con sus casas entramadas, puentes de piedra y calles adoquinadas, todo rodeado de canales que le dan además un toque romántico y especial, sobre todo al atardecer. Y aunque mucha gente no lo asocia, aquí también está la sede del Parlamento Europeo, lo que le confiere cierto aire internacional que contrasta con su ambiente de postal.


No es de extrañar que se haya consolidado como uno de los destinos navideños más populares de Europa; yo mismo tengo intención de volver en diciembre para disfrutar de su famoso mercadillo de Navidad y de las atmosfera única que envuelve a sus calles en esa época del año.

Durante mi estancia, aproveché para hacer excursiones cercanas: visité Colmar, que también está en esta lista de ciudades con canales; Basilea, en Suiza; y Kehl, justo al otro lado del Rin, en Alemania. Todo está muy bien conectado, lo que hace que Estrasburgo sea una base ideal para explorar la región.
3. Montreal (Canadá)
Fue en otoño de 2019 cuando descubrí Montreal por primera vez. Los árboles estaban teñidos de rojo y naranja, y la ciudad me dio una bienvenida difícil de olvidar. Me sorprendió especialmente la cantidad de zonas verdes, la presencia del Mont-Royal —una auténtica montaña en pleno corazón de la ciudad—, y la facilidad con la que se integra la naturaleza en la vida urbana.
Mi primer contacto con Canadá fue en Montreal, durante el otoño de 2019, justo cuando los árboles se tiñen de rojo y naranja. No pudo haber empezado mejor. Me sorprendió especialmente la cantidad de zonas verdes, la presencia del Mont-Royal – una auténtica montaña en pleno corazón de la ciudad -, y la facilidad con la que se integra la naturaleza en la vida urbana.

El canal de Lachine, con una extensión de unos 14 kilómetros, atraviesa parte de la ciudad y aporta un contraste muy agradable con el entorno urbano. Recuerdo especialmente la zona de Bassin-Bonsecours en el Vieux-Port (viejo puerto), donde grabé un pequeño clip con la Grande Roue de Montreal al fondo. Ese tramo, en la unión entre el canal y el río San Lorenzo, es perfecto para pasear, montar en bici y disfrutar del ambiente.


Lo cierto es que Montreal es una ciudad llena de encantos como la basílica Notre-Dame, el Oratorio de San José o la Biosphère, donde los sabores locales como la poutine o la clásica carne ahumada juegan también un papel importante. Pero déjame tomarme una pequeña licencia y destacar un lugar de su vecina Longueuil: el Parc Michel-Chartrand, un enorme espacio verde donde puedes ver ciervos en libertad paseando entre los árboles.
Así pues, Montreal es extensa, vibrante y llena de matices. Y aunque sus canales no sean el principal reclamo, aportan un equilibrio que completa su carácter: historia, naturaleza y ritmo urbano en un mismo lugar.
4. Aveiro (Portugal)

Visité Aveiro durante un viaje familiar a Oporto, en una excursión de un solo día. Para ser sincero, antes de ir ni siquiera sabía que tenía canales… realmente no sabía a donde iba. Fue una de esas sorpresas que llegan sin buscarse, aunque esta vez la impresión fue más curiosa que profunda.
El centro de Aveiro está atravesado por canales por los que navegan moliceiros, unas embarcaciones largas y coloridas decoradas con escenas tradicionales, muchas veces con toques humorísticos. Estos antiguamente se usaban para recoger el moliço, un tipo de alga que servía como fertilizante natural, pero hoy en día su función es puramente turística. Llaman mucho la atención, si, pero no forman parte de la vida cotidiana actual.

A pesar de eso, Aveiro me pareció un lugar animado y muy agradable para pasear. Las casas junto al canal, con sus colores suaves y azulejos le otorgan un encanto especial. Y si a eso le sumamos sus famosos ovos moles —un dulce típico de la ciudad hecho con yema de huevo y azúcar— y a la cercana Costa Nova, un pequeño pueblo costero famoso por sus casas rayadas junto al mar, la visita resulta más que recomendable.
5. Londres (Inglaterra)

Londres es una de esas ciudades con canales que sorprenden por lo discretamente integrados que están en la vida diaria. No son un reclamo turístico, sino parte del paisaje urbano. Viví en Londres durante casi 4 años —después de haberla visitado en 3 ocasiones— y aún hoy la siento un poco como mi segunda casa.
Aquí, no hace falta esforzarse mucho para encontrar un canal, y es que están por todas partes: el Regent´s Canal atraviesa zonas como Camden, King´s Cross o Hackney; el Grand Union pasa por Paddington y conecta con la conocida Little Venice; en Limehouse los canales se mezclan con el río Támesis, y en Wapping o Canary Wharf, los antiguos docks han sido reconvertidos en lugares de paseo y vivienda.


Lo interesante es que estos canales no son nuevos. La mayoría fueron construidos a finales del siglo XVIII y principios del XIX, en plena Revolución Industrial, para facilitar el transporte de mercancías antes de que existiera el ferrocarril. Con el tiempo perdieron su función comercial, y fueron resurgiendo como espacios residenciales y recreativos, llenos de vida y encanto.
Algo que siempre me ha fascinado es cómo mucha gente vive en barcos anclados en los canales, o los usa para desplazarse. También es habitual ver gente paseando, corriendo o montando en bici junto al agua. Aquí los canales están vivos y en uso, sin artificios.


Pero Londres no es solo agua. Lo que me enamoró desde el principio fue el equilibrio entre zonas verdes inmensas y una ciudad cosmopolita, llena de historia y arquitectura imponente. Desde Richmond Park, hasta los museos gratuitos o el bullicio del South Bank, Londres es una ciudad donde siempre hay algo por descubrir… incluso después de años.
Y aunque rara vez se la menciona entre las grandes ciudades con canales, lo cierto es que merece estar en esta lista por derecho propio.
6. Colmar (Francia)
Colmar seguramente sea uno de los pueblos más bonitos de Europa. Lo visité cuando estuve en Estrasburgo, y me sorprendió gratamente la armonía y belleza de cada rincón: casas entramadas, calles empedradas y canales tranquilos por los que navegan pequeñas embarcaciones turísticas. Todo contribuía a crear un ambiente mágico y encantador.
El barrio de la Petite Venise es, sin duda, la imagen más reconocible. Su nombre puede sonar pretencioso, pero el conjunto tiene algo especial. De hecho, muchos dicen que este lugar inspiró la estética de La Bella y la Bestia, y no me cuesta creerlo.
Aunque es un destino muy turístico, Colmar conserva una autenticidad difícil de encontrar. No necesita grandes monumentos para destacar: su belleza está en los detalles, en el ambiente, en esa mezcla de calma, color y equilibrio que lo hace único.
Puede que no tenga el tamaño o la fama de otras grandes ciudades con canales, pero Colmar deja huella. Es de esos sitios donde el tiempo pasa más despacio, y eso, hoy en día, ya es mucho decir.
7. Brujas (Bélgica)

Hace años estuve en Brujas durante un viaje en tren por Bélgica, el que también pase por Bruselas Gante y Amberes. Fue en 2009, pero dudo que la ciudad haya cambiado mucho: ya entonces tenía ese aire de postal detenida en el tiempo, de ciudad perfectamente conservada.
Recuerdo pasear por sus calles empedradas, cruzar puentes de piedra y ver como los canales atravesaban la ciudad como si fueran hilos de agua cosiendo su historia. Uno de los momentos más curiosos fue cuando vi el famoso perro de Brujas, ese que se asomaba tranquilamente por una ventana junto al canal. Ya falleció, pero se convirtió en un pequeño icono de la ciudad.


Más allá de su casco antiguo, con sus casas flamencas y tejados escalonados, también me llamarón la atención los molinos de viento que aún se conservan junto al canal exterior. Pasear por esa zona, más tranquila y abierta, ofrecía un contraste muy especial con el centro medieval.
En realidad, Brujas no necesita presentación: todo el mundo la ha visto en fotos, y aun así, sorprende cuando estás allí. Puede que sea por su escala, por su luz, o por lo bien que mantiene su esencia sin parecer un decorado. Lo que tengo claro es que es uno de los lugares más fotogénicos que he visitado.
8. Miami (Estados Unidos)

Miami fue mi primer contacto con Estados Unidos. Lo visite en octubre de 2017, poco después del paso del huracán Irma y fue la primera parada de un viaje que me llevaría también a Orlando, donde visité algunos parques de atracciones y el centro espacial de la NASA, este último situado en Cabo Cañaveral.
En Miami me alojé en Miami Beach, y aproveche para conocer varios rincones de la ciudad como Wynwood, Little Habana o el Downtown, incluso tuve tiempo para presenciar un partido de la NBA, cosa que me hizo mucha ilusión. El carácter latino de la ciudad se deja sentir por doquier: en el idioma, la música, la comida y el ritmo general de las cales, lo que le da una identidad propia dentro de Estados Unidos.
Aunque mucha gente asocia Miami con playas y rascacielos, lo cierto es que su red de canales también merece ser tenida en cuenta. En zonas como Coral Gables o algunas urbanizaciones al oeste de Miami Beach, es común ver canales artificiales que atraviesan barrios tranquilos, bordeados por casas con embarcaderos privados y pequeñas lanchas amarradas.

Estos canales no tienen un origen histórico: fueron construidos principalmente en el siglo XX para drenar terrenos húmedos, controlar las inundaciones y crear zonas residenciales con acceso directo al mar. En ese sentido, el agua en Miami no es solo paisaje: forma parte del diseño urbano y del estilo de vida.
Miami es una ciudad de contrastes claros, donde el mar se mezcla con el asfalto, el arte callejero con los centros comerciales, y lo latino con lo norteamericano. Una ciudad con mucha presencia visual, energía y detalles que se quedan en la memoria.
9. Edimburgo (Escocia)
Viviendo en Escocia he visitado Edimburgo en muchas ocasiones, y aun así la ciudad siempre consigue sorprenderme. Tiene una presencia imponente: entre su castillo encaramado sobre una antigua roca volcánica, las vistas desde Calton Hill, los senderos de Holyrood Park, o pequeñas joyas escondidas como Circus Lane, una calle adoquinada y tranquila que parece sacada de una postal. Edimburgo es una ciudad compacta pero llena de matices, donde siempre hay algo nuevo por descubrir.
Aunque no es muy conocida por ello, Edimburgo también tiene su canal, el Union Canal, que comienza en Lochrin Basin, en la zona de Fountabinbridge, y se extiende hacia el oeste hasta Falkirk. Es un canal histórico, construido en el siglo XIX, que hoy funciona como espacio recreativo más que como vía de transporte.
Allí grabé varios clips en diciembre, con los barcos estrechos amarrados, el reflejo de los edificios en el agua y una calma invernal que contrasta con el bullicio del centro, a solo unos minutos a pie.
A diferencia de otros lugares, aquí el canal no es una atracción turística, sino parte del día a día de la ciudad. Se usa para pasear, correr, ir en bici o incluso vivir: muchas barcazas están acondicionadas como viviendas permanentes. No es Venecia, ni lo pretende, pero aporta una dimensión tranquila y local al paisaje urbano de Edimburgo.
Pocas ciudades combinan también lo monumental con lo cotidiano, y ese tramos de agua serena entre edificios modernos y zonas residenciales es una prueba del carácter único de Edimburgo.
10. Singapur (República de Singapur)
En 2019, durante un viaje de cuatro meses por el sudeste asiático pasé una semana en Singapur, y fue suficiente para que se convirtiera en una de mis ciudades favoritas. Desde que llegas al aeropuerto, todo parece pensado al detalle: limpio, eficiente, moderno y al mismo tiempo lleno de contrastes.
En solo unos días pude recorrer lugares tan diversos como los Jardines de la Bahía, el Templo y Museo de la Reliquia del diente de Buda, la Mezquita del Sultán o la isla de Sentosa. Me encantaba el contraste entre templos, centros comerciales, selva urbana y espacios de ocio, todo integrado en una ciudad compacta y muy bien organizada.

Evidentemente, si estamos nombrando a Singapur en este listado de ciudades con canales, es porque también tiene los suyos, y como todo en en esta ciudad, están perfectamente integrados. El más conocido es el Alexandra Canal, que atraviesa parte de la ciudad y desemboca en Marina Bay. Este en realidad es parte de una infraestructura moderna, y forma un conjunto visual espectacular junto a los rascacielos, los puentes y los paseos ajardinados.


En Singapur, el agua no es un adorno, es parte del diseño urbano, y se combina con parques, rutas para correr, arte urbano y zonas de descanso. Es sorprendente cómo una ciudad tan tecnológica y desarrollada puede generar una sensación de armonía gracias a la vegetación, los espacios abiertos y su relación constante con el agua.
Singapur no es una ciudad de canales en el sentido clásico, pero si una lección de como integrar el agua en una gran ciudad del siglo XXI. Y en mi caso, también fue una lección de cómo algo tan organizado puede resultar a la vez inspirador y acogedor.
11. Ottawa (Canadá)

Estuve en Ottawa solo un par de días, a finales de noviembre de 2019, como escala de un viaje en tren de Quebec a Toronto. Me hubiera gustado tener más tiempo para explorarla con calma, pero aun con el frio intenso —llegué a estar a -12ºC y tenía que estar entrando y saliendo de tiendas o cafeterías para calentarme—, la ciudad me dejo un recuerdo muy positivo.
Lo cierto es que para el tiempo que estuve, la visita no pudo ser más productiva: probé las famosas «Obama cookies», visité la Galería Nacional de Canadá y el Parlamento, disfruté de su mercadillo navideño y, como no, pude contemplar cómo el canal Rideau atraviesa la ciudad como una costura de agua.
El canal Rideau podría decirse que es el alma de Ottawa. Fue construido en el siglo XIX y conecta el río Ottawa con el lago Ontario, y aunque en su origen tenía fines militares, hoy es un espacio público clave. En verano se navega en pequeñas embarcaciones y en invierno —cuando se congela— se convierte en una de las pistas de patinaje más largas del mundo.
Realmente no tuve tiempo para mucho, pero si puede ver como el Rideau no es solo un canal decorativo, sino una parte activa del paisaje urbano. Las esclusas junto al Parlamento, los senderos que lo bordean y su transformación con el clima lo hacen algo más que un canal: es un reflejo del ritmo estacional y tranquilo de Ottawa.
12. Burano (Italia)
He estado en Burano en las dos ocasiones en las que he visitado Venecia, y las dos veces me dejó con la misma sensación: una isla tranquila, acogedora y visualmente preciosa. El trayecto en barco desde Venecia es más largo que a su vecina Murano, y puede alargarse más aún según el punto de salida, pero el propio paseo en vaporetto ya es parte de la experiencia. Navegar entre islas, con la laguna veneciana de fondo, prepara el terreno para lo que viene después.
Burano es conocida por sus casas de colores vivos, y lo cierto es que verlas en persona supera cualquier foto. Cuando fui, no había muchos turistas, lo que probablemente influyó en mi percepción: el ambiente era tranquilo, pausado, casi íntimo. Pasear junto a sus canales estrechos, cruzar puentes sencillos y ver como se reflejaban los colores en el agua fue de esas experiencias que no se olvidan fácilmente.

Es una visita obligada para todo aquel que vaya a Venecia, y personalmente, me gustó más que Murano, que no está incluida en este listado, pero que podría estarlo perfectamente por su historia y su relación con el agua.
Burano forma parte de esta lista no solo por tener canales, sino porque el agua es parte esencial de su belleza y su ritmo de vida. Es un lugar que no necesita grandes monumentos para impresionar: le basta con ser ella misma.
14. Treviso (Italia)

Treviso fue una de esas ciudades que descubres por intuición, como escapada desde Venecia, y que acaban sorprendiéndote más de lo esperado. Su ambiente tranquilo, sus soportales, las casas de colores suaves y sus canales discretos pero constantes crean una atmósfera serena y muy agradable para pasear.
El agua aparece y desaparece entre callejones, plazas y antiguos molinos de agua, como si formara parte natural del tejido urbano. No hay grandes monumentos ni postales famosas, pero eso juega a su favor: todo se siente más real, más cotidiano.
Lo que más me gustó fue esa calma silenciosa, con pocos turistas y una belleza que no necesita llamar la atención. Treviso conquista desde el primer momento, pero es con el tiempo cuando uno se da cuenta de cuánto le ha calado.
15. Gante (Bélgica)

Hacía tiempo que quería conocer Gante, sobre todo por su castillo, y cuando en 2009 por fin pude verlo en persona, no me defraudó. La ciudad entera superó mis expectativas: culta, elegante, tranquila, pero con mucha vida. Desde el primer paseo junto al canal, supe que tenía algo especial.
El agua atraviesa el centro sin imponerse, reflejando torres góticas, fachadas medievales y puentes de piedra que parecen parte natural del entorno. Gante tenía un ambiente vibrante pero sereno, con estudiantes en bici, vida local junto al canal y esa sensación de ser un lugar vivido, no solo turístico.
Pasear al atardecer, con la luz cayendo sobre el agua, fue uno de esos momentos que se te quedan grabados sin necesidad de fotos. Y el castillo, rodeado de canales, encajaba perfectamente en esa mezcla de historia y paisaje que define tan bien a Gante.
Gante no necesita grandes gestos para dejar huella: lo hace con detalles, con esa combinación de sobriedad flamenca y energía joven que se respira en sus calles. Y como otras ciudades de esta lista, el agua aquí no es un añadido, sino parte esencial de su identidad.
Ciudades con canales que quiero visitar
Después de haber recorrido tantas ciudades donde el agua forma parte del paisaje, aún me quedan bastantes lugares pendientes. Algunos son clásicos que por una razón u otra todavía no he visitado; otros, destino que he descubierto con el tiempo y que me atraen precisamente por ese equilibrio entre ciudad y canal.
Estas son algunas ciudades con canales que tengo ganas de conocer:
Ámsterdam (Países Bajos)
Probablemente la más obvia de todas. Y aun así, nunca he estado. Sus anillos de canales, su arquitectura inclinada y su ambiente ciclista están en lo alto de mi lista desde hace años.
Berlín (Alemania)
Una ciudad con historia, arte y una red de canales que atraviesa barrios como Kreuzberg o Tiergarten. No son tan conocidos como los de otras ciudades, pero me atrae precisamente por eso: por cómo el agua se mezcla con lo cotidiano.
Suzhou (China)
Dicen que es la «Venecia de Oriente», con canales tradicionales, puentes de piedra y jardines clásicos. Ya estuve en Shanghái, pero no llegué a acercarme a esta zona, y me encantaría hacerlo en un próximo viaje.
San Petersburgo (Rusia)
Con sus canales imperiales y puentes ornamentales, siempre me ha parecido una ciudad muy fotogénica.
Hamburgo (Alemania)
No es la típica ciudad que se asocia con canales, pero tiene más puentes que Venecia y una red fluvial que atraviesa tanto zonas industriales como barrios residenciales.
Y si, hay muchas más. Ciudades pequeñas, pueblos inesperados o rincones modernos donde el agua sigue marcando el ritmo. Algunas las descubriré pronto; otras tal vez nunca. Pero lo que tengo claro es que cuando una ciudad se entiende con el agua, deja una huella distinta. Y eso siempre merece la pena.
Esta es mi lista… ¿cuál sería la tuya?
Viajar a ciudades con canales tiene algo especial. No es solo una cuestión estética: el agua transforma el ritmo de la ciudad, cambia cómo la recorremos, cómo la sentimos. A veces acompaña en silencia; otras lo envuelve todo. Pero cuando está bien integrada siempre deja huella.
Después de visitar tantas, he descubierto que no hay una única forma de tener canales: lo hay históricos, industriales, naturales o modernos. Algunos marcan el centro, otros se esconden en barrios menos turísticos. Y todos, de un modo u otro, aportan una forma distinta de mirar una ciudad.
Esta ha sido mi selección, pero esto no es un ranking ni una lista cerrada. ¿Tienes alguna ciudad con canales que siempre recomiendas? ¿Una que te sorprendió o que aún sueñas con conocer?
Te leo.

Viajero con base en Escocia que ha recorrido más de 17 países, incluyendo largas estancias en Italia, Canadá y Asia. He vivido en España, Inglaterra y Escocia, y en 2013 lancé mi primer proyecto de viajes. Desde entonces he creado varias iniciativas online, siendo sPictle la última de ellas. Me apasiona explorar el mundo y ayudar a otros a planificar sus viajes de forma práctica y realista.